Hace algunos años, como parte del equipo organizador
de un concierto con uno de los artistas más populares de México, aprendí lo
importante que es la imagen.
Una persona del staff me dijo que el manager le
había enviado un par de fotografías, de las cuales podía escoger la que decidiera,
pero únicamente esas fotos eran la imagen autorizada para la publicidad.
Buscar o escoger otra fotografía para el cartel
publicitario podría provocar algún problema en el contrato del concierto, así
que de manera puntual se debían seguir los requerimientos que les indicaron y
trabajar la publicidad solamente con “la imagen autorizada”.
Reflexionando sobre esa experiencia, me he
preguntado, ¿de dónde tomamos la “imagen de Dios” que tenemos?, ¿tiene Dios
alguna “imagen autorizada” o podemos inventar un dios de nuestra propia imaginación?
Uno de mis autores favoritos C.S. Lewis, famoso
autor cristiano, antes ateo, escribió: “Yo sostenía que Dios no existía”, y
tiempo después añadió: “También estaba muy enojado con Dios por no existir”.
Las creencias tienen consecuencias muy reales, nuestra
actitud hacia Dios depende totalmente de la imagen que tenemos de Él y al igual
que C.S. Lewis muchas personas consciente o inconscientemente están enojadas o distanciadas
con Dios, pero el problema es que esa no es “la imagen autorizada”, es decir,
están enojadas con un dios que no existe, no es real o al menos no tiene nada
que ver con el verdadero Dios.
No es nuestro conocimiento teórico, si no la
imagen mental que tenemos de Dios lo que influye más en como sentimos a Dios.
El modo en que realmente imaginamos a Dios quizás no esté reflejado en la
teología que expresamos con nuestra boca.
Hay dos fuentes de las que normalmente obtenemos
la imagen de Dios, pero en muchos casos no logran darnos la imagen correcta, si
no que dañan la imagen de Dios: nuestros padres y líderes espirituales.
El psicólogo y autor William Gaultiere afirma:
“Las personas comúnmente transfieren a Dios las características de padres y otras
personas importantes, porque una relación con un Dios invisible es por fe y
está precedida por el desarrollo de la relación con padres y otras personas
influyentes”.
Tomamos la imagen de Dios de nuestros padres y además
como menciona Gaultiere de “otras personas importantes”, pueden ser pastores o
algún líder espiritual.
Hay muchas personas que no pueden experimentar
en su vida cristiana un acercamiento intimo con Dios, batallan mucho en aceptar
que Dios les ama, en muchos casos la ausencia o alguna herida con su padre han
contribuido para este impedimento en su relación con Dios.
Por otro lado, también muchos han sido
lastimados, abusados y desilusionados por la conducta de sus pastores o líder
espiritual, y tristemente razonan de esta manera: “Si esas personas que hablan
del amor de Dios cada domingo, me han tratado mal, me han hecho esto,
seguramente Dios debe ser tan malo como ellos”.
No es un secreto para nadie que en la vida
existen malos padres y que también existen malos pastores o líderes espirituales,
al parecer tampoco estamos exentos de sufrir alguna mala experiencia con alguno
de los dos.
Una mala experiencia con alguna de estas dos
figuras puede dañar la imagen que tenemos de Dios, pero la realidad es que
debemos entender que ni nuestros padres, ni pastores o líderes espirituales son
la imagen “autorizada” de Dios.
La Biblia nunca menciona que Dios es como
nuestros padres o nuestros pastores, lo que debemos hacer es separar de nuestra
mente a Dios de esas figuras, quitarle a Dios la cara de nuestros padres,
pastores o líder espiritual.
La única imagen autorizada de Dios es Jesús, en
otras palabras Dios no es como tu papá, no es como tu pastor o tu líder
espiritual.
Nietzsche, el filósofo alemán, considerado uno de
los pensadores contemporáneos más influyentes del siglo XIX dijo:
"Cuando uno no ha tenido un buen padre, hay que crear uno".
Jesús al ver a las multitudes las veía como ovejas que no
tienen pastor, es decir cuando Cristo miraba a las
multitudes, las veía no como un grupo de personas donde cada uno debía cuidarse
a sí mismo, sino como personas que habían sido abandonadas por aquellos que se
suponía debían cuidarles, amarles, guiarles y velar por sus necesidades.
Es verdad, no es fácil
superar el dolor de una mala experiencia con alguna de estas dos figuras, pero el
peligro de tomar de ellos la imagen de Dios, puede provocar resentimiento que
nos hará distanciarnos de Dios, debemos decidirnos a tomar la imagen de Dios
solamente de la “imagen autorizada”.
Al conocer a Jesús no estamos
conociendo a alguien que se encuentra “a un
paso” de Dios, si no a Dios mismo. ¿De dónde debemos obtener nuestra
imagen de Dios? La respuesta enfática es “de Jesús”, Él es la representación
visible de Dios.
El manager del artista les
había enviado dos fotografías, de las cuales podían escoger una y usarla en el
diseño y publicidad para el concierto, pero me parece que Dios lo hace mucho más sencillo, envió a la
tierra únicamente “una fotografía” no dos, ni tres.
Como dice un fragmento de la canción “Está prohibido olvidar” de Ricardo Montaner, “el Mesías es uno y no son dos”, solamente Jesús es su “imagen autorizada” y la única fuente de donde podemos obtener la imagen de Dios, de otra manera estaremos inventado un dios de nuestra propia imaginación y al igual que C. S. Lewis enojándonos con nuestro propio invento.
Como dice un fragmento de la canción “Está prohibido olvidar” de Ricardo Montaner, “el Mesías es uno y no son dos”, solamente Jesús es su “imagen autorizada” y la única fuente de donde podemos obtener la imagen de Dios, de otra manera estaremos inventado un dios de nuestra propia imaginación y al igual que C. S. Lewis enojándonos con nuestro propio invento.
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