viernes, 5 de diciembre de 2014

LOS CRISTIANOS TAMBIÉN LLORAN


Está por terminar un año que ha sido difícil para mi, un año en el que he experimentado dolor, tristeza y decepción. Es verdad que el triunfo es parte de la vida cristiana, pero reconozco que también lo es el dolor.

Me doy cuenta lo difícil que es para los cristianos “animar” o “consolar” a alguien que está triste o deprimido, es como si hablaran idiomas diferentes, y creo que una de las razones es porque muchos de ellos tienen muy metida en la cabeza esa idea antibíblica que dice: “No puede estar triste un corazón que alaba a Cristo”.

Hace poco, escuché a una persona decir: “Esos que están deprimidos ni cristianos son”, pero la realidad es que cualquier idea cristiana a través de una canción, sermón o de manera escrita que afirme que la tristeza no puede llenar nuestros corazónes, está lejos no solo de la verdad bíblica, sino de la vida real.

Cuando uno de los soldados romanos abrió el costado de Jesús con una lanza para confirmar que estaba muerto, al retirarla de la herida, brotó agua y sangre del cuerpo del Salvador, ¿por qué agua? Hay una explicación, su corazón había estallado.

En la cruz Jesús murió con el corazón roto, no solo físicamente si no también del sufrimiento que sobrellevó.  Títulos como: “Varón de dolores”, “experimentado en quebranto”; nos dan muestra de que si alguien sabe lo que es el dolor, y que lo experimentó a su máximo nivel, es Jesucristo.

En la vida, tarde o temprano (nos gustaría que fuera más tarde que temprano) vamos a experimentar dolor. No son las exigencias normales de la vida las que nos sacuden, sino las sorpresas dolorosas, cuando nos vemos a nosotros mismos peleando batallas en una guerra que no declaramos y llevando cargas que no entendemos.

¿Sabías que el mandamiento “No temas” es el más repetido en la Biblia? Es como si Dios nos quiere recordar cada día, que en la vida nos vamos a enfrentar con dificultades que nos van a provocar temor y dolor.

En la vida nadie está exento de experimentar tiempos difíciles en los que quisiéramos saber si hay alguien arriba en el cielo que le importe nuestro dolor.

Blaise Pascal en sus Pensamientos escribió: “Al ser incapaces de curar la muerte, la miseria e ignorancia, los hombres han decidido que a fin de ser felices, ellos deben reprimir el pensamiento sobre tales cosas”.

Decir que no debemos prestarle atención al dolor, porque un día estaremos en el cielo o por que es poco espiritual, es malentender tanto el dolor como el cielo y lo que es una sana espiritualidad. Todo lo que nos ocurre a ahora, es importante tanto para nosotros como lo es para Dios.

¿Cómo reacciona Dios frente al dolor humano?
¿Es indiferente?
¿Le importa?

En Jesús podemos aprender como se siente Dios frente al dolor humano, tan solo lo tienes que ver como su amor le llevaban a actuar a favor de los enfermos y necesitados, muchos de ellos se sentían condenados por la sociedad y por la religión.

Me llama mucho la atención que teniendo Jesús el poder para resucitar a su amigo Lazaro, ¿qué hace? Se deshace de compasión y llora con sus hermanas, sintiendo su dolor.

Jesús nos enseña cómo reacciona Dios ante el dolor,  Cristo nos muestra el rostro de Dios frente a nuestro sufrimiento, y es un rostro con lágrimas. Sí, a Dios le importa tu dolor y le duele tu sufrimiento.

Jesús nos enseñó que Dios alimenta a los pajaritos, no se olvida de ellos y que ningún pajarito muere, sin que Dios este presente. También nos enseño que es Él viste a las flores del campo.

Lo que Jesús vino a enseñarnos es que Dios, no es un Dios lejano o ajeno a nuestro mundo, Él está siempre presente.

Jesús nos enseñó la presencia del Padre en el mundo, un padre que sí se interesa, y lo hace de manera profunda, ¿qué tan cerca debe estar? ¿Que tan pendiente está? Muy cerca, ya que Él mismo viste a las flores y alimenta a los pajaritos sin falta cada día.

Es verdad, en el cielo estaremos con Dios, pero en la tierra Dios está con nosotros.

Si Dios tuviera de nosotros cuidado como lo tiene de los pajaritos, sería suficiente, tendríamos mucho que agradecer al cielo, pero Jesús dijo claramente: “Ustedes valen mucho más que los pajaritos”.

A todos en algún momento nos duele la vida, experimentar tristeza no nos hace malos cristianos, tampoco es sintoma de una fe débil, sí fuera así ¿qué podemos decir de Jesús cuando en el Getzemaní fue invadido por una gran tristeza que literalmente sentía que moría?

Coritos como: “No puede estar triste un corazón que alaba a Cristo” no solamente manifiestan la necesidad de que sus autores conozcan mejor la Biblia, si no que también experimenten dolor en sus vidas. Muchos de los salmos fueron escritos en medio de sufrimiento.

Juzgar o decirle a alguien que no es cristiano, o que es un mal cristiano por sentir tristeza, sin tener en cuenta las situaciones dificiles que están enfrentando, es una de las insesibilidades más grandes que alguien puede cometer.

Frases como: “Échale ganas”, “No te aguites” , no demuestran más que nuestra falta de interés y amor, además es la manera sencilla de no involucrarnos en el dolor y sufrimiento de otros, y al mismo tiempo dar la impresión de que “siempre estamos ahí para animar”, engañándonos a nosotros mismos.

Cristo entró en nuestro mundo, comió nuestra comida, bebió nuestra agua y también…sintió nuestro dolor.

No hacemos bien en negar la realidad del sufrimiento en la vida cristiana, es verdad Jesús prometió estar siempre con nosotros, pero, Él mismo murió en este mundo con el corazón roto, y al igual que nosotros en medio de su dolor preguntó: ¿Por qué?

No debemos evadir la realidad de la vida, ¿cuál realidad? Que a veces la vida duele y sí, que los cristianos también lloran.